viernes, 25 de marzo de 2016

En Camino

Había una bruma a lo lejos, pero jirones de cielo se entreveían cada pocos hectómetros. ¡Qué satisfacción da hacer las cosas bien!
 
Había acabado varios capítulos del libro, y el sol, la lluvia ligera y las piedras del camino estaban contentos. El sudor y la mugre daban fuerzas para seguir escribiendo la novela. El vino, el pan, y las cazuelas rellenas de tradición alimentaban un alma voraz. Y la inercia de los pasos no se podía parar: ¡a donde me llevéis, pies!
 
Había tantos y tantos kilómetros por caminar, que daba pena pensar que ese número iba disminuyendo con los medidores de madera que se sucedían... pero al fin y al cabo cada paso se disfrutaba, sobre todo si desmigajábamos juntos los juncos de la vera del camino.
 
Quiero compartirlo. No quiero llegar. Quiero llegar y seguir marcha atrás con vosotros. Otro paso, y otro, y otro, y otro.
 
 

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