-Prométeme que no volverás a pedir más de lo que sabes que no puedes pedir.
-Lo prometo.
-Bueno, en un rato lo volverás a hacer, pero al menos serás consciente de que las cosas son así y así se quedarán. La frustración no es una opción. Bien.
Yo a ti no te debo nada. Y tú a mí tampoco. Finito. Con calma y sin enrevesar las cosas. ¿Para qué? Tenía que darme igual desde hace mucho, pero bueno, mejor ahora que jamás. Ahora es una mosca que vuela cercana y su zumzum no molesta. Antes daba miedo: si abríamos la venta la mosca podía estamparse contra una pared. (...) No, no es una buena metáfora. Tampoco importa, estamos borrachos. Sobre todo yo. Literalmente.
Prometo tener las cosas claras. No me importarán las nimiedades. Ahora sólo va a pasar una vez (por eso escribo "sólo" con tilde, la vida consiste en eso) y hay que aprovecharlo. Tienes razón, cuando soy liviana todo es muchísimo mejor. Y os veo más. Y los dolores duelen menos. Y las noches son más claras y los días más justos.
Gritaría todas las cosas que salen de ideas que intento acallar. Todos tenemos miedos. Todos los gestionamos de mil maneras distintas. Distintas como son las caras que tenemos al salir a la calle cada día de nuestra vida. Y como hace demasiados meses que no me siento callada a mirar al infinito durante veinte minutos tomando consciencia de esos miedos, y esas caras, y esas peticiones vitales que habitan en lo más hondo, profundo y secreto de mi ser...
...me voy a la cama. Lo prometo.
-Lo prometo.
-Bueno, en un rato lo volverás a hacer, pero al menos serás consciente de que las cosas son así y así se quedarán. La frustración no es una opción. Bien.
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Yo a ti no te debo nada. Y tú a mí tampoco. Finito. Con calma y sin enrevesar las cosas. ¿Para qué? Tenía que darme igual desde hace mucho, pero bueno, mejor ahora que jamás. Ahora es una mosca que vuela cercana y su zumzum no molesta. Antes daba miedo: si abríamos la venta la mosca podía estamparse contra una pared. (...) No, no es una buena metáfora. Tampoco importa, estamos borrachos. Sobre todo yo. Literalmente.
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Prometo tener las cosas claras. No me importarán las nimiedades. Ahora sólo va a pasar una vez (por eso escribo "sólo" con tilde, la vida consiste en eso) y hay que aprovecharlo. Tienes razón, cuando soy liviana todo es muchísimo mejor. Y os veo más. Y los dolores duelen menos. Y las noches son más claras y los días más justos.
Gritaría todas las cosas que salen de ideas que intento acallar. Todos tenemos miedos. Todos los gestionamos de mil maneras distintas. Distintas como son las caras que tenemos al salir a la calle cada día de nuestra vida. Y como hace demasiados meses que no me siento callada a mirar al infinito durante veinte minutos tomando consciencia de esos miedos, y esas caras, y esas peticiones vitales que habitan en lo más hondo, profundo y secreto de mi ser...
...me voy a la cama. Lo prometo.