viernes, 22 de agosto de 2014

¿Queda esperanza?

"Parece mentira que en un sitio tan bonito se puedan cometer unas atrocidades así" pienso.
 
Brilla el sol, y hace bastante calor; el aire es limpio y los árboles que rodean el complejo dan frescor. Hay unas casas de ladrillo rojizo muy bonitas que podrían pertenecer a una urbanización de Gran Bretaña... pero de alguna manera dentro de esas casas se palpan aún los horrores de épocas pasadas.
 
Sólo los optimistas sobreviven.
 
 
Caminamos por uno de los cementerios más grandes del mundo: un recordatorio de lo que el hombre es capaz de hacerle a otro hombre sólo por el hecho de considerarlo diferente. Y no es cosa de un único individuo, es la maldad institucionalizada.
 
Mientras paseo por los barracones reflexiono sobre muchas cosas: "No es una historia de miedo, es real. ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Por qué siguen pasando? ¿Por qué parece que precisamente aquellos que deberían recordar mejor la historia se olvidan de ella y la repiten? ¿El ser humano es esencialmente malo o es que se desvía por el camino?"
 
Soy incapaz de responderme a muchas de las preguntas y eso quizá es lo que más vértigo da: ¿queda esperanza?; sólo puedo guardar unos minutos de silencio al final de la visita por todos aquellos que ya no están; puedo despedirme finalmente de Anna y Margot; y simplemente asumir la suerte que tuvo mi familia.

sábado, 16 de agosto de 2014

Manrique tenía razón

Me pides que me levante y mire por la ventana, que huela el aroma de tostadas y café que llega desde la cocina. Y yo, obediente, lo hago. En ese momento uno se siente vivo. Pero también me siento vivo cuando me caigo al suelo y sangro, o cuando enfermo. Estar vivo tiene cosas buenas y malas, al fin y al cabo.
 
Sé que tú buscas el Presente, el "ya" que justo acaba de marcharse para dar paso a otro "ya" -que a su vez también se ha ido-. Sin embargo, estas líneas no iban dirigidas al "Hoy", yo quería hablarte del "Ayer", del "Hace Dos Años", y del "Hace Cien".
 
¿No te has preguntado nunca por qué el Pasado tiene ese aura de romanticismo y de misterio que el Presente no posee? ¿Por qué al volver la espalda nos encontramos con un abismo inabarcable de grandeza en aquello que ya pasó? Yo supongo que es porque lo que se ha marchado ya no se puede re-examinar. Atesoramos nuestros propios recuerdos de forma que olvidamos las penurias, o las engrandecemos (pero en estos casos equiparándolas a hazañas), y poco a poco pasan a formar parte de ese bagaje de cariño que nos acompaña siempre: nuestro "yo pasado" nunca nos abandona, aunque puede que a veces lo olvidemos un poco.
 
Me preguntas ahora por los siglos que ya se han marchado; por las guerras cuyas paces ya han sido firmadas; por las atrocidades que ha cometido el ser humano contra otros, contra sí mismo; pero también por los logros ya alcanzados... Y yo mojo las tostadas en ese café tan bueno y te digo que sigo pensando lo mismo. ¿No son todas esas cosas monstruosamente grandiosas? No se pueden volver a ver, porque el Presente sólo pasa una vez, y por ello, deberemos percibir todos esos sucesos tal y como quedaron grabados en su momento. Y como muchos de esos hitos históricos no los hemos podido contemplar porque no estuvimos allí... podemos venerarlos, exagerarlos, impresionarnos.
 
¿Recuerdas aquella noche tormentosa de hace cuatro años, cuando caminábamos en grupo por Praga siguiendo las vías del tranvía buscando el camino de vuelta? ¿Y la risa que nos dio cuando nos preguntaron en el Parque del Oeste si colgar hamacas de los árboles era cómodo? ¿No sonríes con malicia cuando recuerdas que hace apenas unas noches cometimos un acto vandálico y robamos uno de los números del portal de Paolo? Todos esos recuerdos también nos hacen sentir que estamos vivos, que en el fondo seguimos siendo esas personas capaces de vivir aventuras.
 
Pero Poppy, tienes razón, no puedo perder el placer de degustar estas tostadas entre tantos recuerdos.
 
Me reconforta saber que, al acabarme las tostadas, éstas han pasado ya al Pasado.