"Parece mentira que en un sitio tan bonito se puedan cometer unas atrocidades así" pienso.
Brilla el sol, y hace bastante calor; el aire es limpio y los árboles que rodean el complejo dan frescor. Hay unas casas de ladrillo rojizo muy bonitas que podrían pertenecer a una urbanización de Gran Bretaña... pero de alguna manera dentro de esas casas se palpan aún los horrores de épocas pasadas.
Sólo los optimistas sobreviven.
Caminamos por uno de los cementerios más grandes del mundo: un recordatorio de lo que el hombre es capaz de hacerle a otro hombre sólo por el hecho de considerarlo diferente. Y no es cosa de un único individuo, es la maldad institucionalizada.
Mientras paseo por los barracones reflexiono sobre muchas cosas: "No es una historia de miedo, es real. ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Por qué siguen pasando? ¿Por qué parece que precisamente aquellos que deberían recordar mejor la historia se olvidan de ella y la repiten? ¿El ser humano es esencialmente malo o es que se desvía por el camino?"
Soy incapaz de responderme a muchas de las preguntas y eso quizá es lo que más vértigo da: ¿queda esperanza?; sólo puedo guardar unos minutos de silencio al final de la visita por todos aquellos que ya no están; puedo despedirme finalmente de Anna y Margot; y simplemente asumir la suerte que tuvo mi familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario