-¿Y qué?
-¿Cómo que "y qué"? ¿No notas la presión?
-¿Qué presión?
[No, la verdad es que nunca me había parado a pensarlo. Desde que decidí volverme un hippie y vivir cantando en los vagones de metro contra todo pronóstico, contra todo comentario entrometido, plano y cerrado de mente... me da igual. Respecto de lo importante me ha dado igual.
Y paradójicamente siempre me ha importado mucho. Pero sólo en cuanto a las cosas superficiales, las que en realidad no importan. ¿¡Cómo viste!? ¿Has oído lo que ha dicho? ¡Es de un tonto! ¡Horrible!
Desde hace mucho tiempo, he querido ser capaz de hacer nudismo en la playa y que me diera igual (¿Qué más da, no?). Y es que esa estupidez me haría inmensamente feliz. Pero todavía no puedo (y eso que imagino que cuerpo tenemos todos y que las diferencias serán bastante insignificantes). Ahí sí que hay una presión tonta, absurda, sin sentido... pero que no se va. Hay miles de situaciones en las que las inseguridades llegan, se acomodan, se hacen grandes... pero eso me pasa a mí, y te pasa a tí, y le pasa a cualquiera que pasee por esta estación de metro (que son muchos).
Pero respecto de aquello que toca esa fibra más profunda de mi existencia no me doy por aludido: para todo aquello hago oídos sordos. Y no me había enterado (aunque no sé si no me había enterado de que hacía oídos sordos, o de que incluso para lo importante había algo frente a lo que hacer oídos sordos). Y me alegré muchísimo de haber sido tan ignorante.]
-Tu futuro es tuyo, y ya está. ¿Eres feliz con lo que haces? ¿Eres feliz con lo que quieres hacer? Pues hazlo, o ve a por ello. Y si la respuesta es "no", deja de hacerlo, busca otra cosa. Pero no midas lo feliz que eres por la aprobación ajena, porque eso es un auténtico suspenso en felicidad.
Claro, a todo esto, yo sigo haciendo nudismo en mi piscina... donde no me ve nadie. Pero poco a poco uno consigue volverse más sordo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario