miércoles, 14 de agosto de 2013

¿Y qué queréis que os diga?

Fue un verano muy extraño. Fue un verano de grandes expectativas cariñosas. Tenía ganas de pasar mucho tiempo con ellos, de pasar todo el tiempo del mundo riendo y disfrutando juntos. Quería visitar casas de indianos, bailar con "Buena Vista Social Club" y hartarnos del arroz y de maduro... y hacer todo eso juntos. Teníamos pendiente bañarnos en el mar y bailar joticas aragonesas por las calles empedradas de la Habana. Teníamos muchas cosas pendientes, y las seguimos teniendo. Y casi lo sentí más por todos vosotros, que lo necesitábais, que os lo habíais ganado, y porque al fin y al cabo, yo soy de buen conformar...

Pero en vez de hacer todo eso, volvimos al refugio en el mar. Ví cómo se íban los barcos uno tras otro a distintos lugares del globo mientras yo me quedaba en tierra firme. Eché de menos a los tripulantes de todos aquellos barcos mientras le daba la mano al hilo del que cuelgan los latidos del porvenir. Pensé en todas las cosas que no había hecho, y las que aparecían ahora pidiéndome atención mientras me alegraba en el fondo de no haberme marchado, y de haber estado donde tenía que estar en el momento preciso.

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