Subía por la calle Montera con un nudo en la garganta. Conseguí llegar hasta la calle Fuencarral, a la altura de la tienda de "Custo - Barcelona" sin llorar. Me recoloqué el sobrero blanco y las gafas de sol, en breves cualquiera me reconocería y tampoco tenía mucha intención de que se me vieran los ojos llorosos. El resto del camino lo hice con la cara repleta de surcos de lágrimas extrovertidas. Y mi ipod no me hizo ningún favor: sonaban canciones que de una forma u otra me recordaban a tí.
Me acordé de mis primeras impresiones que despertaste: nuestra delegada responsable, de una tarde veraniega en una tetería de Ópera donde me contaste todas tus pesquisas hasta el momento, de la vez que hablamos en el cubo el día de mi cumpleaños hace ya dos años... como si siempre hubiéramos tenido confianza la una con la otra. Me acordé de las risas que nos echábamos durante segundo de bachillerato, "Pepito S.A.", las regañinas porque no nos callábamos, la serie a la que nos enganchamos juntas y demás chorradas.
S. & C. Lo mucho que nos habíamos apoyado.
S. & C. Lo mucho que nos habíamos apoyado.
Pese a que casi me choqué contra un señor por culpa de las lágrimas, que no me dejaban ver, me reí sola acordándome de la mañana aquella de julio, las dos en bañador conversando -primero de nuestras cosas, más adelante pasando a ser "abuelas"-
En fin, supongo que incluso antes de que embarcaras en el avión yo ya te echaba de menos. Y de cada cinco imágenes que aparecen en mi fondo de escritorio, sales en tres, pero eso ya estaba de antes... Confío en tener noticias de tí, y que sean buenas.
Precioso. Simplemente precioso, me contagiaste el nudo en la garganta Poppy.
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