miércoles, 30 de noviembre de 2011

Lynn

Tendría unos 15 años, el momento de ser idealistas, de querer cambiar el mundo, de comenzar a pensar en el futuro... Siempre he estado muy concienciada con el peso de la mujer en la sociedad actual, y para mí nunca fue una opción casarme y dejar de trabajar. Esas cosas se inculcan desde la cuna. Tampoco soy de esas chicas que deciden vivir entorno a su novio. Ni lo quise ni lo fui.

Pero volviendo a esos 15 años: clase de biología, la teoría celular, la endosimbiosis. Lynn Margulis. Fue gracias a mi profesora de biología que apareció este personaje por primera vez en mi vida. Una mujer que llevaba trabajado toda su vida de una manera incansable. No sólo era un ejemplo a seguir por sus descubrimientos o por el interés que despertaban sus teorías en mi... si no porque era mayor, trabajaba y era mujer. (Muchos empezarán a defender la idea de que ya se acabó la era de la desigualdad, que este tipo de predisposiciones sólo conducen a provocar una discriminación positiva -con la que tampoco estoy de acuerdo-, pero yo me limito a decir: aún no se ha conseguido).

Fue en ese momento que se convirtió en mi ídolo, mi ejemplo. Cambié varias veces de idea, y finalmente decidí dedicarme al mundo de las finanzas y la economía, y adopté la idea (con mucha humildad, y sabiendo que debía ser tomada una utopía) de ser una Lynn Margulis... en económicas.

Estando este personaje en la cumbre de mis consideraciones, fui a verla a una conferencia. Avatares de la vida, meras coincidencias. La mejor conferencia a la que he asistido hasta el momento. Margulis quiso dar su charla en castellano (pese a que no era su lengua materna), pero la comisión organizativa no se lo permitió, y con un acento muy gracioso nos pidió disculpas a todos.

Es curioso, la gente admira a cantantes, famosos, actores y demás personajes públicos... A mí me gustan los científicos.

Ya intenté hace unos días dedicarle 140 caractéres al fallecimiento de Margulis. Una tarea demasiado arriesgada, y por eso me extiendo aquí. Una pena recorre el espinazo cuando la noticia llega a los oídos. Se recuerdan los ideales que habían quedado enterrados hacía ya un tiempo. Y se mira al frente deseando no olvidar porqué estoy donde estoy. Esperando una señal.

Echaré de menos tu ejemplo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario