Darse una ducha fría, ponerse crema en la cara y hacer como que uno ha dormido perfectamente. Sonreír como si nada: no hay problemas, no hay preocupaciones y no hay miedos inminentes esperando a la vuelta de la esquina... disfrutemos de la banalidad por un segundo. No hace mal a nadie, y a veces es mejor que una aspirina.
Ponerse el bañador a más de 600km del mar, y sentir como el sol besa los hombros. Devolverle el beso con picardía. Y en las gafas de sol se reflejan los apuntes desperdigados por la mesa. Olvidarse un poco de todo lo demás. Una espalda recortada sobre un fondo rojizo de baldosín catalán.
Tener un mischivieous twinckle in my eye... y juguetear con la conversación. Subir a las terrazas a contemplar el pasado, a imaginar el futuro. Eso es lo que me gusta a mí.
Cometer travesuras a plena luz del día y no tener remordimientos. Ser jóven, consciente de ello y disfrutarlo. Sin la pena de pensar que es efímero, sólo con la euforia de saber que puedo hacer lo que quiera. Lo que quiera. ¡Qué suerte la suya, por que mis metas sean nobles!
Mischivieous shall I be, as long as no one suffers.
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