Me he cansado de mirar por la ventana y ver siempre lo mismo.
Mentira. En realidad sí que podría seguirlo haciendo, pero en el fondo quiero un cambio, una pausa.
Quiero levantar las persianas, abrir las contraventanas y ver que mi casa se ha marchado a otro sitio. Me sirve Roma, me sirve el mar, me sirve el modernismo y me sirve el lejano oeste. Todo me sirve. Pero no quiero ver "la plaza de los niños", no quiero pasear por mi calle, no quiero tomar más el sol sobre el baldosín catalán de la terraza y no quiero acercarme a ver cómo están las acacias de la Castellana...
Mentira. En realidad sí que quiero hacerlo, pero en el fondo exijo un cambio, una pausa.
Quiero hacer fuego en el campo, quiero que me llueva, que diluvie; quiero ir en pantalones cortos y con sombrero, quiero tumbarme en la hierba y que luego me pique todo el cuerpo por la urticaria... quiero ver otra ciudad, quiero conducir, quiero estar en casa... sentirme en casa, en mi otra casa. Quiero tomar helados que no sean de Palazzo, quiero llevar las gafas de sol en una ciudad que no sea Madrid, quiero que me hagan reír a carcajada limpia.
Mentira. En realidad podría seguir con los helados de Palazzo y paseando por la Gran Vía, pero en el fondo quiero un cambio, una pausa.
Adoro esto. Siempre lo he adorado, es verdad, pero quiero nuevos aires para poder seguir escribiéndo sobre lo mucho que me gusta mi ciudad... No me lo tengas en cuenta, Chamberí. Estaré de vuelta pronto poniéndote en una nube.
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