miércoles, 29 de junio de 2011

Nadie se lo dijo

Un pequeño problema: nunca le costó sentarse a estudiar, a trabajar, tampoco le había costado sacrificar su tiempo en actividades extras, ni en ir a lugares algo alejados de casa para cultivarse. Mateo iba y venía por ahí haciendo mil cosas. Cuando llegaban los exámenes, antes o después se ponía, y si se le iban las cosas un poco de las manos con aquello de empezar a estudiar, se pegaba la paliza y lo solucionaba a cualquier precio (que solían ser horas sin dormir).

Pero ahora se enfrentaba a un reto diferente. No sabía porqué, pero le costaba horrores enfrentarse a él: debía diseñar su trayectoria académica y profesional; y Mateo, quién había sacado unas notas maravillosas que no le ponían trabas, y tenía muchas puertas abiertas y a su disposición, tenía enormes problemas para mirarlo de frente y pararse un rato a pensarlo.

En fin, llegó el momento y Mateo decidió. Fin del problema, ¿Fin de la historia? No. Para nada, siguió su vida tomando decisiones, dirimiendo y contraponiendo ideas hasta sacar la más beneficiosa... pero nunca fue fácil. Nadie dijo que lo fuera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario