De pequeña veía estos bailes y pensaba que era como pisar huevos con mucho cuidado, los bailarines iban por la pista de una forma tan suave, y tan casuales. Era llevar el pulso del funk en las venas; se trataba de dar palmas porque te lo pide el cuerpo, de darse la mano porque un solo de saxo lo pedía y de saltar de un lado a otro de la pista con ganas y sin forzarlo porque si no lo hacías no era vivir la música...
Un solo de contrabajo, y unos saxos y ahora alguna pandereta suena de fondo. Tú, y yo, y el salón... y el funk. Tampoco es que mi cabeza pueda pensar mucho ya. Hace un ratito estábamos sentados en el sofá leyendo y moviendo la cabeza al son de la música, y ahora estamos saltando encima del mismo sofá al ritmo de la canción. Viene otra canción más pausada: ahora bajamos despacito (tap, tap, tap) hasta tocar el suelo para volver a subir y dar una vuelta rodeando la alfombra. "You and me 1,2,3..." Manos arriba, manos abajo. Juego de pies y muecas graciosas para grabar en fotos imaginarias.
Sigues sonriendo divertido con el plan que acabamos de improvisar; y yo también me río, pero empiezo a pensar que llevamos bastante tiempo porque casi no puedo respirar -esto de bailar es fatigoso-. Se está acabando el disco (sé que en cuanto se apague el tocadiscos volveremos al sofá y me dará mucha pena, porque así bailando contigo se está muy bien). Justo ha comenzado la última canción, me tomas del brazo y me llevas al centro del salón. Acordes de trompetas y trombones que se asoman por la puerta, las flautas traveseras tocan apoyadas en el mueble bar y la batería nos indica la entrada y el tempo desde detrás de la televisión. "Uuuuh!!" Como el agua por un canal subimos, bajamos y seguimos a nuestra banda personal... (ya unas meras notas y se habrá acabado) se reparten todos los instrumentos por las esquinas del salón y van bajando el tono de la melodía... arpegiado, con calma porque la obra va a llegar a la cima.
Y con el último acorde, interpretado casi con sorna, con chulería y desenfado, me besas en la mejilla con dulzura.
Tú, yo, el salón... y el funk.
No hay comentarios:
Publicar un comentario