miércoles, 30 de marzo de 2011

Tú, yo, el salón... y el funk

Bailamos funk juntos, como si fueran los 70's. No hay bola de discoteca, ni pista, ni luces, ni dj, ni bebidas ni barra, ni humo; pero estamos tú y yo... y el funk; y no se necesita más.

De pequeña veía estos bailes y pensaba que era como pisar huevos con mucho cuidado, los bailarines iban por la pista de una forma tan suave, y tan casuales. Era llevar el pulso del funk en las venas; se trataba de dar palmas porque te lo pide el cuerpo, de darse la mano porque un solo de saxo lo pedía y de saltar de un lado a otro de la pista con ganas y sin forzarlo porque si no lo hacías no era vivir la música...


Ya no sé qué hora es pero los coros que acompañan a la voz de turno están llenando el salón y es cómo si al otro lado de la mesa hubiéramos contratado a un grupo para que nos amenizara la tarde.
Un solo de contrabajo, y unos saxos y ahora alguna pandereta suena de fondo. Tú, y yo, y el salón... y el funk. Tampoco es que mi cabeza pueda pensar mucho ya. Hace un ratito estábamos sentados en el sofá leyendo y moviendo la cabeza al son de la música, y ahora estamos saltando encima del mismo sofá al ritmo de la canción. Viene otra canción más pausada: ahora bajamos despacito (tap, tap, tap) hasta tocar el suelo para volver a subir y dar una vuelta rodeando la alfombra. "You and me 1,2,3..." Manos arriba, manos abajo. Juego de pies y muecas graciosas para grabar en fotos imaginarias.

Sigues sonriendo divertido con el plan que acabamos de improvisar; y yo también me río, pero empiezo a pensar que llevamos bastante tiempo porque casi no puedo respirar -esto de bailar es fatigoso-. Se está acabando el disco (sé que en cuanto se apague el tocadiscos volveremos al sofá y me dará mucha pena, porque así bailando contigo se está muy bien). Justo ha comenzado la última canción, me tomas del brazo y me llevas al centro del salón. Acordes de trompetas y trombones que se asoman por la puerta, las flautas traveseras tocan apoyadas en el mueble bar y la batería nos indica la entrada y el tempo desde detrás de la televisión. "Uuuuh!!" Como el agua por un canal subimos, bajamos y seguimos a nuestra banda personal... (ya unas meras notas y se habrá acabado) se reparten todos los instrumentos por las esquinas del salón y van bajando el tono de la melodía... arpegiado, con calma porque la obra va a llegar a la cima.

Y con el último acorde, interpretado casi con sorna, con chulería y desenfado, me besas en la mejilla con dulzura.
Tú, yo, el salón... y el funk.

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